domingo, 29 de marzo de 2009

Middlesex


“Nací dos veces: fui niña primero, en un increíble día sin niebla tóxica de Detroit, en enero de 1960; y chico después, en una sala de urgencias cerca de Petoskey, Michigan, en agosto de 1974”.

Así comienza Middlesex, la historia de Calíope, de su familia y de todas las circunstancias y hechos que tuvieron algo que ver en que fuese chico y chica a la vez. Es una epopeya, una gran historia que se remonta a 1922 y que tiene lugar en una pequeña aldea cerca Esmirna. Allí vivían los abuelos de Calíope, eran parte de la comunidad griega de Turquía y la guerra entre estos dos países les obligó a emigrar a EE.UU.

Detroit, la prima Surmelina, el gran secreto de Lefty y Desdémona, los gusanos de seda, el genuino Salón Cebra. Y más adelante Tessie y Milton, el padre Mike, Hércules hot dogs, Capítulo primero, el nacimiento de Calíope...

Jeffrey Eugenides, autor del libro y ganador del Premio Pulitzer por esta obra precisamente, es capaz de meter de lleno al lector en la vida de esta familia, los Stephanides, descendientes de emigrantes griegos, que por muy norteamericanos que sean, siguen preservando muchas de las tradiciones y supersticiones propios de sus antepasados.

La historia te hace reír con Cal, hace que sufras con ella en la adolescencia, cuando empiezan a ocurrir cosas extrañas, que ni ella ni nadie sabe interpretar; pero la historia, además, hace que te identifiques con cada uno de los personajes. Con cada historia que conforma la gran historia. El autor ha tomado un hecho singular para contar la historia de una familia, que bien podría ser la suya. Divertida, entrañable, triste también, curiosa y, sobre todo, muy recomendable.

sábado, 28 de marzo de 2009

Mundos mágicos


Un árbol. Un coche. Una caseta de playa. Color. Mucho color. Infancia. Es lo primero que me viene a la cabeza cuando veo la obra de Cristina Lama. “Por partes” parece, a simple vista, el conjunto de ensoñaciones de un niño al que sus padres le han dejado unos lápices de colores y un papel, mientras ellos tratan de mantener una conversación de adultos con un grupo de amigos. El niño, en su exilio infantil, plasma en el papel fragmentos, trozos de aquello que ha vivido, de aquello que ha soñado, de aquello que recuerda. Un robot. Un calendario. Unos libros. Una casa. Pero conforme me voy adentrando en el universo de Cristina Lama, la primera impresión se desvanece. No existe infancia. Nada en sus cuadros es fruto del azar. Los elementos representados nada tienen de inocencia. Ni de niñez. Son una serie de piezas que forman un rompecabezas complejo, quizá el observador pueda aventurarse a descifrarlo. Pero únicamente la artista sabe su significado.

Unas maletas. Un arco iris. Una botella con dos copas. Algunas de las composiciones me transmiten viajes. Carretera. Huida de la gran ciudad para encontrar el descanso en cualquier lugar perdido. Un lugar con un faro. Creo reconocer algunos malos sueños. Fragmentos de miedo plasmados en forma de monstruos y bosques oscuros.

Un mono. Una isla. Un perro que llora. Sé que no llegaré a descifrar el mundo de Cristina Lama. Pero también sé que una vez que lo descubres, es difícil abandonarlo.
"Por partes", de Cristina Lama puede visitarse hasta el 4 de abril en la galería Begoña Malone (C/Pelayo, 50. Madrid)

sábado, 21 de marzo de 2009

Los abrazos rotos



No puedo ser objetiva. No puedo. Ni quiero. Me gusta Almódovar. Me gustan los colores de sus películas. Sus historias rocambolescas. Me gusta descifrar los escenarios rodados en Madrid. No puedo evitarlo. Hoy iba hacia el cine como quien va a reencontrarse con alguien. Me apetecía tanto sumergirme dos horas en ese mundo...y no me ha defraudado.

Todo surgió de un abrazo. Un abrazo anónimo, de dos personas en una playa. ¿Por qué se abrazan de esa manera? ¿Cuál es la historia que hay detrás de ese abrazo? Algo enrevesado, tratándose de Almódovar. No quiero contar nada. Merece la pena descubrirlo. Si os gusta su mundo, adelante, si no, olvidaos. Es más de lo mismo. ¡Pero me encanta! Amor. Celos. Odio. Historias ocultas por descubrir. Homenaje a "Mujeres al borde de un ataque de nervios". Y Chus. Chus Lampreave. La más grande. Esta vez hace un papel casi anecdótico. Pero ahí está. Con sus gafas y con esa forma de hablar...me rindo a sus pies.




Recuerdo hace cuatro años (cuatro años ya???!!!) cuando fui a ver "Volver". Era un día lluvioso y fui al cine sola. La película me encantó. Me pareció que Almodóvar había cogido lo mejor de sus primeros años y lo mejor de sus últimas películas para mostrar una especie de síntesis de su obra. Algo representativo. Recuerdo que salí del cine y tuve que llamar a mi abuela porque Chus me había recordado a ella. No se lo dije. Simplemente le dije que había tenido la necesidad de llamarla.

Hoy he salido del cine y también Chus Lampreave me ha recordado a ella.

Almódovar me trae muy buenos recuerdos. Cada domingo, cuando con El País daban una de sus películas, alguna de nosotras la compraba. Recorrimos juntas su filmografía, desde Pepi, Luci y Bom hasta La mala educación. En ese salón tan almodovariano, con esos sillones de flores vivimos juntas esas historias extrañas, a veces sin sentido. Drogas. Travestis. Madrid. Y Chus. Cómo no me va a gustar la última de Almodóvar. Cómo no me va a gustar.

lunes, 16 de marzo de 2009

¿Una semana de bondad?



Max Ernst (Brühl, Alemania, 1891 - París, 1976) fue una figura fundamental del dadaísmo y del surrealismo. Une semaine de bonté recoge los collages que Ernst elaboró poco después de que Hitler llegase al poder. Estas 180 obras reflejan sus pesadillas y fantasías, y confotman un universo que muestra su temor ante la situación que vivía Europa. Elementos como el barro, el agua, el fuego, la sangre, el negro, la vista y lo desconocido. El león de Belfort, el agua, la corte del dragón, Edipo, la risa del gallo, la Isla de Pascua, el interior de la vista y la llave de los cantos son los protagonistas de estas pequeñas maravillas, llenas de detalle. Llenas de significado.


Un universo mágico, onírico, aterrador. Monstruos. Mitad hombres, mitad gallos y dragones. Desastres naturales...son la respuesta de Max Ernst al avance del totalitarismo. Imprescindible.


viernes, 13 de marzo de 2009

Olympia


“A cada tiempo su arte y al arte su libertad”

En el París de 1865 la gente que acudía al “Salón” salía horrorizada. “Cómo se atreve”, “cómo se puede exponer un cuadro así”, “qué poca vergüenza”...Edouard Manet pintó su Olympia en 1963 para ser expuesta en el “Salón de los Rechazados”, pero finalmente fue dos años después donde vio la luz y no en este Salón alternativo, sino en el Salón de París.

El cuadro: una mujer desnuda, tumbada en su cama, insinuante. Su criada, negra, le acerca un ramo de flores. Un gato negro a sus pies. Esta obra causó una gran indignación a la burguesía que se iniciaba en el disfrute del arte. Tanto el público como la crítica aceptaban los desnudos siempre y cuando fuesen obras mitológicas. La Olympia de Manet era claramente una prostituta. Podía ser incluso la meretriz con la que se acostaba alguno de esos burgueses que salían indignados de la exposición del brazo de su señora.

Atmósfera de íntima sensualidad. Un gato negro que simboliza ambigüedad e inquietud. Un ramo de flores. El típico regalo que los clientes ofrecían a las prostitutas de clase alta. La Olympia de Manet representa lo contrario al cuadro en el que se inspiró: la Venus de Urbino, de Tiziano.

Manet estaba poniendo al descubierto los mundos ocultos de una burguesía hipócrita. La mirada retadora de Olympia destapaba sus vergüenzas.

“A cada tiempo su arte y al arte su libertad”

Esta frase de la Seccesion, movimiento austriaco creado en 1897 y abanderado por Gustav Klimt, se rebeló contra la estética historicista de la época del emperador Francisco José. Defiende el arte como herramienta para romper barreras. Para adelantarse a una sociedad que quizá no esté preparada para entenderlo. Pero que debe dejarle libertad.
Como ocurrió con Manet, a quien la historia le acabó dándole la razón.

sábado, 7 de marzo de 2009

La Bella Durmiente


Veo a una mujer cómodamente tumbada. Dormida en un sofá. Lleva un vestido naranja en el que se distinguen perfectamente cada una de las arrugas y de los pliegues. Al fondo, una puesta de sol. Maravillosa. Por un momento me gustaría ser ella. Estar en ese lugar. En vez de en el Museo del Prado contemplando la exposición "La Bella Durmiente. Pintura victoriana del Museo de Arte de Ponce". Gracias al curso que estoy estoy estudiando sobre arte y comunicación, me veo obligada a acudir al Prado, que parece mentira que me tengan que obligar. Pero en Madrid ya sa sabe. El tiempo desaparece no sé muy bien dónde.

No tengo ni idea de pintura victoriana del siglo XIX. No sabía hasta que estuve ayer en la exposición, que existía el Museo de Arte de Poce, en Puerto Rico, de donde proceden todas estas obras. Además, a mí me gusta otro tipo de arte. No me gusta la oscuridad ni los temas religiosos. Básicamente porque no los entiendo. Pero hubo algo mágico ayer en esa pequeña sala del Prado.
Quizá fuese ese color naranja del vestido del cuadro de Frederic Laighton "Sol ardiente de junio" o la historia que hay detrás de "El sueño del Rey Arturo en Avalón", de Edward Coley Burne-Jones. Se trata de un cuadro impresionante. Enorme. Con muchos personajes retratados, que parece que tengan vida. Parece que se mueven. Me gusta el cuadro también por la historia que tiene detrás. Su autor estaba obsesionado con la leyenda del Rey Arturo, que cuenta que la hechicera Morgana le lleva a la isla mágica de Avalón donde permanecerá dormido hasta que su presencia sea de nuevo requerida en la tierra.


Burne-Jones trabajó obsesivamente en el cuadro hasta un día antes de su muerte. El cuadro tiene una tabla su parte inferior. Dicen que probablemente formase parte del marco que fue elaborado para la exposición celebrada un mes después de su muerte. Esta tabla lleva una iscripción en latín escrita por su yerno, que resume la trascendencia que qesta obra tuvo para el artista:

"Esta imagen del Rey Arturo dormido en Avalón hasta que suene la trompeta fue destinado a ser la culminación de la vida y obra del artista. La había comenzado veinte años antes y estaba dedicado a su realización cuando la muerte le arrancó su mano de ella aún inconclusa, el 17 de junio de 1898".