jueves, 7 de julio de 2011

El mundo de Christina



Hubo un cuadro que me impactó muchísimo cuando estuve en el MoMA de Nueva York hace unos meses: Christina's world, del pintor norteamericano Andrew Wyeth. Una chica joven yace en una explanada sin árboles y a lo lejos se ven dos casas aisladas. Me desconcertó. No entendía por qué estaba allí, en medio de la nada. Parece como si estuviese arrastrándose, intentando desesperadamente llegar a un destino inalcanzable.

Ahora, leo sobre este cuadro que Wyeth pintó en 1948 y la historia me encanta. La chica del cuadro se llama Christina Olson. El pintor, que veraneaba en un pueblo de Maine, la veía desde su ventana, arrastrándose en medio del campo. Christina tenía polio, un deterioro muscular que paralizaba la parte inferior de su cuerpo.

Por más vueltas que le dé, no consigo comprender cómo Christina ha llegado hasta ahí.

En cuanto ví este cuadro me acordé de mi amiga Cristina. Que no tiene polio pero que ahora se encuentra un poco paralizada porque quiere llegar a un destino que se presenta un tanto inalcanzable. Ella observa la inmensa explanada y creo que piensa que no lo va a lograr. Pero yo sé que sus piernas acabarán reaccionando.

lunes, 4 de julio de 2011

La boda de Rachel


Kym es una persona complicada. Después de pasar una adolescencia turbulenta, llena de drogas, alcohol y mentiras, parece que toma la decisión firme de reconducir su vida. Llega el momento de salir del centro de rehabilitación para acudir a la boda de su hermana Rachel.

Un fin de semana que se presenta como el momento del reencuentro y de la celebración se transforma en una prueba vital para toda la familia Buchman. ¿Están preparados para perdonar a Kym? ¿Y para perdonarse a sí mismos?

Esta película, protagonizada por una sorprendente Anne Hathaway –primer papel dramático en el que la veo-, pone a sus personajes en situaciones totalmente límites. El rencor del pasado sale a la luz y las cosas que parecían olvidadas y enterradas resurgen con una fuerza virulenta para acabar trastocándolo todo.

Siento lástima por Kym. Su situación no es fácil, pero también la odio en muchos momentos, ¿todo vale y todo se le debe consentir porque está en un momento duro dentro del proceso de rehabilitación? ¿Se pueden llegar a perdonar según qué cosas aunque las haya cometido un familiar en un momento de pérdida absoluta de control?

Para mí, el momento cumbre de la película es cuando Kym está en el grupo de ayuda y dice: no quiero creer en un Dios que me perdone. No puedo y no quiero perdonarme por lo que hice. Puedo vivir con ello, pero no puedo perdonarme. No puedo permitírmelo. Recuerdo esa escena y me entran escalofríos. ¿Cómo convivir con esa culpa?

No me gustaría estar en su piel.


La película está rodada de tal manera que integra al espectador en la escena. Es como si estuvieras invitado también a la boda. Giros bruscos que, a mi parecer, emulan los movimientos de una persona que no quiere perderse nada de lo que está ocurriendo a su alrededor. Y no es para menos porque, a pesar de las peleas, los gritos y la falta de discreción con los invitados, la boda de Rachel es la boda más increíble que he visto en mi vida: marchas nupciales con distorsión, cantantes de soul, hip hop, break dance, saris en vez de trajes blancos de novia…todo muy extravagante.

La boda de Rachel me parece un peliculón. Eso sí, mi recomendación es verla en un momento dulce.