Ayer por la noche crucé el desierto de Mojave. Fui dejando kilómetros atrás hasta atravesar la frontera de Méjico. Mi coche iba dejando una nube de polvo que rompía la quietud de un paraje totalmente abandonado. Durante varias horas no me crucé con ningún otro ser vivo. Yo sola en mi coche, atravesando un desierto infinito. Y una banda sonora: Los Coronas.
Así me sentí ayer en el concierto de este cuarteto de surf instrumental que con su último disco, El baile final de los locos y los cuerdos, ha conseguido fusionar este estilo con ciertos toques de pasodoble y rumba, dándole un sabor único, con un aire cinematográfico propio de los speguetti western y del cine negro. Toda una joya.
Los Coronas subieron ayer al escenario a pasárselo bien. Disfrutan. Bromean. Hacen disfrutar. Cuentan batallitas, pero sobre todo, tocan. Y muy bien. Consiguen hacerte olvidar que estás en Madrid. Sientes, de repente, la arena de playas californianas, el olor a desierto y frontera, cargado de aires sureños. Los vientos, a cargo del trompetista ucraniano, Yevhen Riechkalov, te trasladan a otro mundo.
Los Coronas triunfan. Hace poco más de un año una llamada de teléfono cambió sus vidas: “Hola, soy el mánager de Steve Van Zandt y me gustaría invitaros a la zona VIP del concierto de esta noche en el Santiago Bernabéu. Steve es fan vuestro y quiere conoceros”. Steve Van Zandt, no es otro que el guitarrista de Bruce Springsteen durante los últimos 30 años y la encarnación de Silvio en la serie televisiva Los Soprano.
En una entrevista al grupo publicada hace un año en El País, Los Coronas contaban que, tras recibir LA LLAMADA, “llegamos al estadio y nos hicieron pasar a un bar privado. Allí estábamos nosotros, rodeados de un puñado de chicas bronceadas que no sabíamos muy bien a qué se dedicaban. Entonces aparecieron dos cochazos. De uno se bajó Bruce Springsteen y del otro Steve, que se dirigió hacia nosotros acompañado de dos de sus managers, uno blanco y otro negro. Y nos dijo: ‘¿Sois Los Corounas? Me encanta la música que hacéis y quiero editar vuestros discos en mi sello”.
Y así, sin más, dieron el salto a EE.UU. Y de qué manera.
Ayer el público les aclamaba. Es imposible no disfrutar en sus conciertos. Siempre te dejan con ganas de más.
4 comentarios:
Cielos, los Coronas, qué grandes. Yo los ví en un local muy cutre, pequeño y oscuro hasta lo claustrofóbico, a reventar de público, y con el equipo de sonido que llevaban, entre la matraca de "Loza" y los trompetazos del ucraniano, acabé con los tímpanos destrozados... Es curioso como un proyecto complementario a Sex Museum (¿te gustan?)puede acabar teniendo más éxito que la banda matriz. ¡Saludos, Helene!
Hola ALfredo, las cosas han cambiado para Los Coronas, la trompeta del ucraniano ya no destroza tímpanos, jaja. He escuchado más a Los Coronas que a Sex Museum y tengo que decir que yo soy más de los primeros!!
Saludos!!
¡Molan!
Molan mucho, Memento!!!
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