martes, 23 de septiembre de 2008

Las caras de la medalla. Adiós Verona


Hace un año aproximadamente en la portada de Babelia aparecía el siguiente titular: "Cortázar inédito". Parece ser que habían encontrado un cuento hasta entonces desconocido del escritor argentino: "El escritor no llegó a publicar este relato, que ahora ha sido recuperado por la agente Carmen Balcells entre el legado de que Aurora Bernárdez, viuda y albacea del escritor, le entregó. Ciao Verona da respuesta a algunos de los enigmas literarios del gran autor argentino".


Según cuenta el artículo: "Con la lectura del por treinta años inédito Ciao Verona, el lector sabrá a qué correspondía la sombra de Las caras de la medalla y, al mismo tiempo, podrá imaginar otras atmósferas, otras sombras no menos inesperadas".


Las caras de la medalla es una carta que un tal Javier le escribe a una mujer, Mireille. Se conocieron en Ginebra, en el Consejo Europeo para la Investigación Nuclear, donde ella trabajaba y adonde él acudía de vez en cuando desde Londres. Nació entre ellos una amistad y él, aunque casado, pronto se enamoró de ella. Pese a que Javier interpretaba la actitud de Mireille como de "correspondencia", en el momento en el que él se acercaba, ella le rechazaba una y otra vez, sin darle ninguna explicación...Javier trata con esta carta de despojarse de la frustración que le producía la actitud de Mireille. Resulta conmovedora la dedicatoria del relato: "A la que un día lo leerá, ya tarde como siempre".


Este relato deja abiertas muchas incógnitas. Con Ciao Verona, el cuento que salió a la luz el año pasado, se cierra el círculo. Todo se comprende.


Ciao Verona comienza contando que una mujer ha muerto en un hotel de Boston. Se ha suicidado tras ingerir pastillas. Entre sus objetos personales, escasos, se encontró una carta de amor apenas leída. Conforme voy leyendo, descubro que la carta está escrita por otra mujer: Mireille. Ésta, asume el rechazo de la difunta y le cuenta la historia de un viaje que realizó a Verona con un tal Javier. Parece que Javier había sido un antiguo amante de Mireille y que el propósito del viaje, según cuenta ella, no era otro que confesarle su verdadera inclinación sexual y su amor por Lamia (la difunta). Pero todo esto son suposiciones porque en ningún momento cuenta qué tipo de relación existió entre Javier y Mireille. Se trata de una historia triste, de doble rechazo: el rechazo de Lamia a Mireille y el rechazo de Mireille a Javier.


Dos cartas, la de Javier a Mireille -que nunca llegó a enviar- expresando todo su desconcierto; y la de Mireille a Lamia -donde se da respuesta a todas las dudas que asaltan a Javier viendo, de esta forma, la otra cara de la medalla.


Me parece preciosa la historia y el hecho de que hasta hace nada, nadie -excepto su autor- pudiera llegar a entenderla en su conjunto.

2 comentarios:

desconvencida dijo...

Qué bonita historia, HH, recuerdo haber guardado este ejemplar de Babelia, pero no he leído ese relato inédito (debe estar aún en mi mesilla de noche) ni sabía que tenía correspondencia con otro de Cortázar...

Helene Hanff dijo...

Cuando lo leí me encantó y eso que lo hice al revés: primero el relato inédito y después Las caras de la medalla. Me parece increíble que haya estado tantos años escondido...