lunes, 8 de septiembre de 2008

New York, New York


Todo el mundo que ha visitado Nueva York me dice lo mismo: cuando llegas tienes la sensación de haber estado ya en esta ciudad. Es inevitable, supongo. El dominio americano en todos los aspectos de nuestra vida es difícil de esquivar. Yo traté de deshacerme de él durante algún tiempo gracias a una serie de prejucios que únicamente contribuyeron a prolongar mi ignorancia.


Ahora estoy en mi etapa americana y aunque sé que en Nueva York no voy a encontrar los caminos polvorientos que recorrió la familia Joad en su exilio a California, ni la decadencia que reflejan las fotografías de Robert Frank en "Los Americanos"; aunque sé que Nueva York es y no es América al mismo tiempo; es el único viaje que podría hacer ahora. No puedo tener más ilusión. No puedo.


Quiero convertirme en un halcón nocturno y tomarme una copa en el Greenwich village, justo en el bar que Hopper pintó. Si me queréis encontrar, buscadme por allí.

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