sábado, 28 de mayo de 2011

Cosas que los nietos deberían saber




Hay una cosa que aterra a Mr. E por encima de cualquier otra y es completar la siguiente pregunta en los cuestionarios:

En caso de emergencia, póngase en contacto con...

Si hubiese un modo de saber si te sientes solo en el mundo, creo que ésta podría ser la prueba de fuego. Muy duro, ¿no? Mark Oliver Everett, Mr. E, o simplemente, el cantante de la banda norteamericana Eels, es una persona muy especial. Acabo de terminar su biografía, Cosas que los nietos deberían saber, y me ha dejado con esa sensación que sientes cuando descubres que conectas con alguien.

Mr. E tiene una vida interior tan inmensa, ocurren tantas cosas dentro de su cabeza, que muchas veces no es capaz de salir ahí fuera y vivir. Además, su vida ha estado marcada por la tragedia: descubrió a su padre muerto, su hermana Liz llevó una vida miserable y finalmente acabó quitándose la vida, su madre murió de cáncer, su prima era azafata en el avión que se estrelló en el Pentágono el 11-S...



Todos estos episodios le hicieron anteponer la música a cualquier otra cosa y a aprender a encajar los golpes tal y como te van viniendo. De ahí que esta biografía se haya catalogado en ocasiones de "libro de autoayuda". Quién sabe. A mí me ha inspirado.

Descubrí a Eels en la adolescencia. Como siempre en aquella época, gracias a mi hermana Inés, que se compró el recopilatorio Vértigo 2 ó 3 y allí estaba Novocaine for the soul. La primera vez que la escuché me pareció algo rarísimo, como si fuesen varias canciones en una, con unos cambios que me costó aceptar, pero gracias a ella, me enamoré del disco Beautiful Freak (del disco y de su portada a partes iguales), que me acompañó en toda la locura adolescente. Después de unos años, le perdí la pista, escuché otras cosas, desapareció de mi vida.

Y ahora, Eels irrumpe de nuevo con una fuerza y un significado diferentes. El libro me ha parecido una maravilla y, gracias a él, escucho sus canciones y sé qué es los que Mark Oliver Everett sentía en el momento de crearlas. A mí eso simplemente me emociona. No puedo evitarlo.

Contemplo al público del Albert Hall. Pienso en las veces en que quise tirarme del puente cuando era adolescente, y en los que me dijeron que me moriría de hambre si intentaba salir adelante con mi música. Ojalá alguien me hubiese dicho cuando era joven que algún día estaría sobre el escenario del Royal Albert Hall cantando mis canciones ante miles de espectadores embelesados. Oigo el crescendo del cuarteto de cuerda a mis espaldas y un escalofrío me recorre la espalda y se extiende hasta la punta de los dedos y el cuero cabelludo.

Me encanta Mr. E, pero no me gustaría nada ser él.



"Things The Grandchildren Should Know"

I go to bed real early
Everybody thinks it's strange
I get up early in the morning
No matter how disappointed i was
With the day before
It feels new

I don't leave the house much
I don't like being around people
Makes me nervous and weird
I don't like going to shows either
It's better for me to stay home
Some might think it means i hate people
But that's not quite right

I do some stupid things
But my heart's in the right place
And this i know

I got a dog
I take him for a walk
And all the people like to say hello
I'm used to staring down at the sidewalk cracks
I'm learning how to say hello
Without too much trouble

I'm turning out just like my father
Though i swore i never would
Now i can say that i have a love for him
I never really understood
What it must have been like for him
Living inside his head

I feel like he's here with me now
Even though he's dead

It's not all good and it's not all bad
Don't believe everything you read
I'm the only one who knows what it's like
So i though i'd better tell you
Before i leave

So in the end i'd like to say
That i'm a very thankful man
I tried to make the most of my situations
And enjoy what i had
I knew true love and i knew passion
And the difference between the two
And i had some regrets
But if i had to do it all again
Well, it's something i'd like to do

miércoles, 25 de mayo de 2011

Abandono 5: Hispanic Society of America


Hay un lugar en Nueva York en el que parece que el tiempo se haya parado. Olvidas que estás en Harlem, en Brodway con la calle 153, y te adentras en la España más profunda. De repente, te ves rodeado de Goya, Velázquez, Sorolla...pero ¿cómo?

El arquéologo, bibliófilo, filántropo, hipanista y poeta estadounidense Archer Milton Huntington, se enamoró de España y se dedicó a comprar todo tipo de arte para fundar, en 1904 la Hispanic Society of America.

La sensación al entrar al edificio es extraña. En cierto modo, te sientes como en casa. Un señor muy mayor, te da los buenos días y le da cuatro veces a su contador de visitantes. Clic, clic, clic, clic. No hay nadie en al museo. Nunca he tenido tanta intimidad con Goya. De repente, un grupo de estudiantes adolescentes irrumpe en la sala. Su profesora trata de que muestren algo de interés por un retrato de la Duquesa de Alba. No hay manera. Todo esto les parece como algo extraterrestre.

Al fondo está la Sala Bancaja, donde se encuentran los cuadros que Sorolla pintó para retratar cada una de las comunidades autónomas españolas. Recuerdo cuando hace unos años fui a ver esta misma exposición en Valencia. El despliegue de medios era brutal, las obras me parecieron inmensas. En cambio, en Nueva York han encogido. Parecen insignificantes. No sé si es el lugar, la colocación o el ambiente que se respira en La Hispanic Society. Todo es nostalgia. Un viaje en el tiempo.

La sensación es reconfortante e inquietante a partes iguales. No me extraña que el escritor Enric González reconozca que es su lugar favorito de Nueva York. También lo es para mí.

martes, 24 de mayo de 2011

Gracias M. Ward por traerme de vuelta




He vuelto. Para quedarme, espero. Simplemente, a veces, se te quitan las ganas de escribir y de compartir. Prefieres quedarte con todo lo que vives, sólo para ti. Pero he vuelto. Y espero que para quedarme.

Acabo de llegar a casa del concierto de M. Ward en el Teatro Lara. Y he recuperado las ganas de escribir. Ha sido un momento especial por muchas cosas: él, sus canciones, el lugar, yo misma. He conectado tanto, que necesitaba compartirlo.

Hacía mucho que no escuchaba sus canciones. Me aburrí de él, de repente. Demasiado lento, demasiado triste. Pero hoy he sentido que incluso tenía gracia. Parecía hasta divertido. Me han entrado ganas de tomarme unas cañas con él. Solo, con su guitarra, con su camisa de cuadros, su voz envolvía todo el teatro, su presencia estaba en todas partes. Impresionante.

Siempre voy a los conciertos con una canción en mente. Sobre todo con una canción. Y si finalmente la toca, siento un pequeño triunfo. Es un arma de doble filo porque la decepción de que no llegue está ahí. Pero hoy, he triunfado:



Y si además te llevas una sorpresa maravillosa con forma de versión de Daniel Johnston, pues, qué más puedo decir. Gracias M. Ward. Un gran placer: