viernes, 29 de agosto de 2008

Tiempo


Hoy me he asustado mucho. Me he levantado temprano, como todos los días de trabajo; me he duchado, me he vestido y como una auténtica autómata he ido a la oficina. He encendido el ordenador y he empezado a trabajar. Como todos los días. No ha habido nada excepcional hoy. Es comprensible, seguimos en agosto. De repente, he sentido una angustia enorme: llevo sentándome en esta silla dos años y medio. Dos años y medio. ¿En qué momento llegué a pensar que el tiempo no pasaría para mí?. Dos años y medio...

jueves, 28 de agosto de 2008

Frida


Hace poco leí la biografía de Frida Kahlo. No pude no emocionarme. No sólo por el sufrimiento físico que padeció a lo largo de toda su vida, sino por el sufrimiento que le producía su turbulenta relación con Diego Rivera. Le era infiel constantemente y, aunque parezca contradictorio, él era un celoso enfermizo. Y ella, feminista e independiente, no podía reprimir su dolor cuando se enteraba de las aventuras de su marido con otras mujeres: "Además, a Diego no se le había ocurrido nada mejor que irse con Cristina, mi hermana pequeña. Eso era ya meterme el dedo en la llaga: ella formaba un poco parte de mí y estaba en mejor estado que yo. Traté de ser tolerante y liberal. Traté de razonar pensando que, a fin de cuentas, sólo tenemos una vida y hay que vivirla lo mejor posible (...). Pero me dolía. Y me sentía culpable: ese sentimiento era indigno de alguien que pretende tener ideas liberales".


Frida trataba de que no le afectase porque pensaba que su actitud no era la propia de una mujer liberal, pero ¿cómo no sufrir si su marido le estaba engañando con su propia hermana? Y no entiendo la actitud que adoptó, consintiendo sus constantes escarceos cuando él le exigía fidelidad.


"Volví a México, con la paz en las manos, dispuesta a un nuevo modus vivendi, dispuesta a todo mientras no nos perdiéramos el uno al otro. Yo hacía todo lo posible para no sentirme herida por las historias entre Diego y Cristina u otras".


No puedo entender esta resignación. Supongo que eran otros tiempos. Pero me cuesta aceptarlo.


miércoles, 27 de agosto de 2008

Los Americanos (Robert Frank)



"Robert Frank se tragó un triste poema desde la misma América y lo pasó a la fotografía, haciéndose un sitio entre los grandes poetas trágicos del mundo".


Así describe Jack Kerouac la obra del fotógrafo suizo Robert Frank (Zúrich, 1924) en el prólogo del libro Los Americanos, donde se recogen unas 80 fotografías que Frank realizó entre 1955 y 1956 mientras viajaba por las carreteras de casi 48 estados en viejo coche usado. Un desfile en Nueva Jersey, un funeral en Carolina del Sur, escaparates de Washington, un cóctel en Nueva York, carreteras de Idaho, un picnic en California, Arizona, Tennessee, Utah...El autor disparó 28.000 instantáneas, de las que seleccionó 86, creando la obra cumbre de la historia de la fotografía, que este año celebra su 50 aniversario, fecha que la editorial La Fábrica ha aprovechado para publicar por primera vez la edición española del libro.


El proyecto original comenzó siendo muy criticado y polémico. Frank contemplaba desde su concepción una vía totalmente independiente del fotoperiodismo. Recibió tantas críticas adversas que, en 1958, el libro tuvo que ser publicado en una editorial francesa y con título en francés porque los americanos se vieron ofendidos con el material y causó una terrible conmoción. Agunos creían verse reflejados en un espejo deformador.



El impacto fue fulminante. El lenguaje fotográfico empleado por Frank era totalmente innovador: ignoraba deliberadamente las reglas y las leyes de la composición tradicional creando fotografías que expresan un directo rechazo a la dictadura del instante decisivo. Frank esperaba hasta asegurarse de que lo que veía por el visor fuera exactamente lo que quería fotografiar: "Intento atrapar de nuevo lo que he visto y oído, lo que he sentido, ¡lo que sé!. No existe un momento decisivo. Hay que crearlo. Tengo que hacer lo necesario para que aparezca delante de mi objetivo".




Son retratos de personajes anónimos, capturados con naturalidad, donde se mezclan paisajes urbanos con entornos rurales que parecen extraídos de cualquier cuadro de Edward Hopper. Soledad. Inmensidad. Vacío. Tristeza. Vida. Realidad.


martes, 26 de agosto de 2008

Abandono 1


En una ciudad fría, diferente a todo lo que he conocido hasta ahora, existe el lugar más maravilloso del mundo. Esta ciudad, epicentro de la historia reciente, fueron dos ciudades separadas por un muro.Y, tras 19 años, siguen siendo dos ciudades. Arrastra todo el peso de la historia. Se respira hitoria allá donde vayas.


Si coges U-Bahn y te bajas en Treptowerpark te encuentras en el río. Hay un parque enorme, que esconde unas estatuas comunistas gigantes, grandiosas. Si sigues el río, a lo lejos se divisa una noria enorme. Está parada. No se mueve. Tras un paseo tranquilo, donde te cruzas con todo tipo de gente yendo en bici, paseando o simplemente sentada en la hierba aparece el Spree Park: un parque de atracciones completamente abandonado. Miro a través de la reja y no puedo evitarlo. Entro. Me cuelo por un agujero. Parece como si hasta ayer hubiera estado funcionando: el barco pirata, los autos de choque, los caballitos, la carpa donde se celebraban las actuaciones...En una de las cabinas de control de una de las atracciones hay una taza de café medio vacía. Parece como si hubieran tenido que desalojar el parque de repente, sin previo aviso.


Mucho se ha especulado sobre qué le ocurrió al Spree Park: residuos nucleares, quiebra, falta de público...aunque la realidad no tiene nada de romanticismo, yo prefiero quedarme con mi propia película...

lunes, 25 de agosto de 2008

Don't wake the scarecrow (The Felice Brothers)



Would you love me

If I told you I was born upstream

If I told you I come from money

White money

Would you love me

Would you love me


Well, I was born down

By a bad little river in a poor town

Where an indian-giver put a board out

It said "Boarding House"

Call him Scarecrow

He kept whores around


And I'd go there

I'd wait my turn on the broke stairs

And get me the girl with the gold hair

Aw yeah, leave your clothes there

On the folding chair


In that cold room

Your breath would twist just like ghosts do

You said, "Call me Dorothy in red shoes"

And the bed moved

The bed moved

The bed moved


Tracy, don't you wake that scarecrow tonight


Well, the man would come in

It's hard living right giving head when

The sad days of winter have set in

And the medicine for an addict is heroin


I'd find you there in the bath

We'd cook up your shit in a tin can

And you started calling me Tin Man

And we started making plans to begin again

Begin again


You saved a C note

Told me you felt like a seagull

Told me to meet at the depot

With the needle, then maybe we'd goTo Reno


Where you'd be my desert dove

And we'd find a way to make better love

Said, "Baby, that's how the West was won

"And the blood-red sun

Yeah, the blood-red sun

And the blood-red sun


Tracy, don't you wake that scarecrow tonight


Well, the man cries,

"Who gives a damn when a tramp dies?"

But I loved you there in the lamp light

With your bare thighs

And the halo of your hair alive


And all my lifelong

I'll never shake off your siren song

And all of your talk about dying young

With an iron lung and that crazy way


You said, "Simon,

I think I might stay here with Scarecrow tonight

Simon, I think I'm gonna stay here with Scarecrow tonight."


Llámame Dorothy, la de los zapatos rojos.

Tracy, no despiertes al espantapájaros esta noche...

Ay, cuánta tristeza...pero es tan bonita...

sábado, 23 de agosto de 2008

Érase una vez en América




No hay nada mejor que una película de gángsters un viernes por la noche. Yo sola. Sola. Sola.


Por cierto, un único comentario: la sangre es muy mala, ¿o no? nunca en ninguna película había visto tanto tomate frito...

miércoles, 20 de agosto de 2008

Personajes secundarios (Joyce Johnson)



Joyce Johnson fue una mujer. Mujer antes que escritora. Mujer antes que personaje de la Generación Beat. Mujer porque eso determinaba todo. Jack Kerouac, Allen Ginsberg y los demás eran los artistas, los genios, los que alzaban la voz en las grandes reuniones. En cambio las mujeres, también escritoras y artistas y deseosas de huir, se dedicaban a sufrir de amor por estos genios indomables. Joyce lo dejó todo por Jack: su ascenso en una editorial, su libro que iba a ser publicado; todo por una simple palabra de él, aun sabiendo que Kerouac cambiaría de plan al siguiente segundo.
Es estremecedor comprobar cómo a veces la vida de una mujer se veía condicionada por la de un hombre y lo peor es que ella lo elegía libremente: "haz lo que quieras"- le decía Jack. Pero ella siempre acudía en su ayuda y luego lloraba en silencio cuando él partía. ¿Por qué a veces las mujeres anteponen el amor ante todo? ¿Aunque no sea correspondido y aun sabiendo que nunca lo será?.

"Jack y yo nunca volvimos a estar juntos. Aquel otoño nos separamos para siempre en una esquina. Ya eran demasiadas separaciones, demasiadas noches caóticas y empapadas en alcohol, y, siempre, aquella desconcertante distancia suya en la que se mezclaban la protección paternal y el rechazo (...)

Estábamos en un restaurante. En la mesa que compartíamos con un montón de pintores había una mujer, otra de las morenas de Jack, mayor que yo. Ya habían caído demasiadas botellas de vino cuando vi que los dos andaban muy ocupados descubriendo, sin recato alguno, que eran almas gemelas. Llegué al límite, al punto de esto "esto no cambiará nunca", lo que había estado soportando hasta entonces se me apareció, de repente, insoportable. Le pedí a Jack que saliera a la calle conmigo. Con un nudo de dolor en la garganta, me esforcé por dar con las palabras que más dolieran.
- ¡No eres más que un fanfarrón!


- ¡El amor no correspondido es una pesadez!

Furiosos, nos miramos fijamente, entre llorosos y divertidos. Eché a correr, esperando que me siguiera. Pero no lo hizo".

¿Por qué las mujeres tenemos que ser a veces tan mujeres?






martes, 19 de agosto de 2008

Russian Red



Él siempre me dice que cuando cojo un disco que me gusta no lo suelto en semanas. Lo devoro. Lo destrozo. Tiene razón. Es mi particular ritual. Me sale hacerlo así. Escucho el disco por primera vez y si realmente me gusta, me obsesiono. Me encanta encariñarme primero con una canción, después casi por casualidad serle infiel y escoger otra y otra y otra. Durante semanas, ese disco se convierte en mi única banda sonora. Pero son muchas a la vez porque cada ciertos días ese mismo disco se convierte en varios distintos. Hasta que llega el inevitable momento de la ruptura. No puedo más y lo dejo en la estantería. Estoy agotada. Pero lo mejor llega cuando tras un tiempo de abandono, si por casualidad oigo algunas notas, alguna melodía de ese, mi ex disco, en algún bar o en algún anuncio, o donde sea; siento una nostalgia dulce, como la que se siente cuando vuelves a casa después de algún tiempo de ausencia. Me encanta esa sensación de retorno.


Esto es exactamente lo que me pasó con el primer disco de Russian Red. La conocí por casualidad en el Primavera Sound y me enamoré de su voz, de sus letras que suenan tan tristes y están tan llenas de mundos mágicos que te devuelven a la niñez. Creo que no hay mejor música para un verano como este. Hace tres semanas escondí el disco. Cada vez que quería decirle algo a alguien se me pasaba por la cabeza alguna de sus letras. No es sano. El otro día lo volví a poner y era como si alguien hubiese escuchado sus súplicas y me hubiese llevado de nuevo a casa.

lunes, 18 de agosto de 2008

84 Charing Cross Road


Quizá esto debería haber sido el comienzo de todo. ¿Por qué Helene Hanff? ¿Por qué este nombre?. En realidad es un pequeño homenaje a la persona que me descubrió este libro, 84 Charing Cross Road, una historia de amistad que nace y que va creciendo a través de cartas y cartas que cruzan el Atlántico, de Londres a Nueva York, de Nueva York a Londres.


Años posteriores a la II Guerra Mundial. Helene Hanff, una guionista de televisión a la que le apasionan los libros antiguos y que vive en Nueva York, descubre un anuncio en el New York Times de una librería, Marks&CO situada en Charing Cross Road, Londres. Decide escribirles y preguntarles por una serie de libros descatalogados que no es capaz de encontrar en Nueva York. Le contesta Frank P. Doel, empleado de la librería, explicándole que tienen varios de los libros de su lista. Aquí empieza su relación epistolar que irá desembocando en una verdadera relación de amistad.


Hace dos años, la misma persona que me descubrió el libro me dijo que representaban la obra en el teatro Fígaro, dirigida por Isabel Coixet, y que no nos la podíamos perder. Fue especial. Muy especial. No sólo por la obra en sí, que recreaba con verdadera exactitud cómo imaginé a los personajes cuando leí el libro. Fue especial porque ella lloró. De principio a fin. Se pasó toda la obra llorando. Y estaba tan feliz de poder llorar. Después de años y años neutralizada, sin ser capaz de exteriorizar emociones, ni buenas ni malas, por fin había tomado una decisión. Y el llanto que le produjo la obra era el signo de su triunfo.


La de Helene Hanff y de Frank Doel es una de aquellas historias tristes, pero que inexplicablemente te hacen sentir feliz. Una historia real. El año pasado visité Londres y fui a 84 Charing Cross Road. La calle está repleta de librerías antiguas, pero en el número 84 ya no estaba Marks&CO. Había una pequeña placa que recordaba que allí, hacía tiempo, había existido una librería con ese nombre. Me acordé de su llanto. Y sonreí.

jueves, 14 de agosto de 2008

Los hombres que no amaban a las mujeres


Varias personas me habían recomendado este libro del sueco Stieg Larsson y en cuanto vi la portada y leí el título, no pude resistirme. He de confesar que algunas veces, a la hora de elegir un libro, me dejo guiar por estas cosillas, a ver si me sorprende. Aunque casi nunca funciona.
Este libro lo tenía todo: recomendación, un título que me apasionó y una ilustración decadente, oscura, atractiva. No quiero decir nada. Sólo que después de leerlo me quiero convertir en Lisbeth Salander, enfundarme una chupa de cuero, hacerme tres tatuajes de pinchos y dedicarme a resolver misterios en islas perdidas de Suecia.
Lo mejor de todo es que todavía quedan otros dos libros de la trilogía, aunque aún no estén publicados en castellano. Mejor. Todavía no quiero abandonar este universo.


miércoles, 13 de agosto de 2008

Tropa de élite (José Padilha)

La ficción está bien, pero de vez en cuando no está del todo mal que una película que retrata la CRUDA realidad haga que vuelvas a este mundo, donde ocurren cosas reales. Y no siempre son buenas.

Recuerdo la frustración que sentí cuando un día al preguntarle a mi padre algo relacionado con la historia, me respondió: "hija mía, las cosas casi nunca son o blancas o negras". Y yo pensé, siguiendo mi lógica de aquel entonces (15 años): "pero, ¿cómo que no?, si la URSS va con EEUU en la II Guerra Mundial, ¿a qué viene esto de la Guerra Fría? ¿pero no eran amigos? a ver, ¿por qué?".

Llega un momento en el que todo se complica. Y donde las cosas sí que no son o blancas o negras es en Brasil. Policía corrupta. Pobreza. Favelas. Droga. Policía paramilitar. Más pobreza.

Esta película, ganadora del Oso de Oro a la Mejor Película en el Festival Internacional de Cine de Berlín, trata de reflejar la situación que vive Brasil. El narrador, A Nascimento, capitán de la tropa de élite de la Policía de Río, está buscando un sustituto porque quiere dejar de arriesgar su vida día a día ahora que va a tener un hijo. Y aquí empieza la radiografía de lo que ocurre en Río: la favela está dominada por los traficantes de droga que están aliados con una policía corrupta que necesita de ingresos extra para poder subsistir. Nosotros hacemos la vista gorda si nos pagáis un "impuesto" y, a cambio, mantenéis la "paz" en la favela. Las ONG que quieren desarrollar su buena labor en los territorios peligrosos deben aceptar las normas que imponen sus "dueños", los narcos. Los jóvenes burgueses adquieren sus drogas a estos narcos y contribuyen a sustentar el negocio, pero en sus clases de la Universidad se dedican a debatir sobre cuáles son los problemas que afectan a su país. ¿Por qué existe la violencia? ¿Por qué hay pobreza? ¿Por qué tenemos una policía tan corrupta? ¿Por qué?

El último elemento de este escenario es la policía militar, la BOPE, que detesta a la policía que se deja corromper y que siempre entra a la favela con las armas por delante y no tiene ningún tipo de reparo en torturar a cualquiera para conseguir un nombre, un lugar, que les permita acabar con una pequeña parte de la delincuencia de Río.

Muy dura y muy real. Nadie sale airoso. Todos tienen su justificación. Nadie la tiene.

Entiendo ahora (no por primera vez), cómo se originó la Guerra Fría.