jueves, 7 de julio de 2011

El mundo de Christina



Hubo un cuadro que me impactó muchísimo cuando estuve en el MoMA de Nueva York hace unos meses: Christina's world, del pintor norteamericano Andrew Wyeth. Una chica joven yace en una explanada sin árboles y a lo lejos se ven dos casas aisladas. Me desconcertó. No entendía por qué estaba allí, en medio de la nada. Parece como si estuviese arrastrándose, intentando desesperadamente llegar a un destino inalcanzable.

Ahora, leo sobre este cuadro que Wyeth pintó en 1948 y la historia me encanta. La chica del cuadro se llama Christina Olson. El pintor, que veraneaba en un pueblo de Maine, la veía desde su ventana, arrastrándose en medio del campo. Christina tenía polio, un deterioro muscular que paralizaba la parte inferior de su cuerpo.

Por más vueltas que le dé, no consigo comprender cómo Christina ha llegado hasta ahí.

En cuanto ví este cuadro me acordé de mi amiga Cristina. Que no tiene polio pero que ahora se encuentra un poco paralizada porque quiere llegar a un destino que se presenta un tanto inalcanzable. Ella observa la inmensa explanada y creo que piensa que no lo va a lograr. Pero yo sé que sus piernas acabarán reaccionando.

lunes, 4 de julio de 2011

La boda de Rachel


Kym es una persona complicada. Después de pasar una adolescencia turbulenta, llena de drogas, alcohol y mentiras, parece que toma la decisión firme de reconducir su vida. Llega el momento de salir del centro de rehabilitación para acudir a la boda de su hermana Rachel.

Un fin de semana que se presenta como el momento del reencuentro y de la celebración se transforma en una prueba vital para toda la familia Buchman. ¿Están preparados para perdonar a Kym? ¿Y para perdonarse a sí mismos?

Esta película, protagonizada por una sorprendente Anne Hathaway –primer papel dramático en el que la veo-, pone a sus personajes en situaciones totalmente límites. El rencor del pasado sale a la luz y las cosas que parecían olvidadas y enterradas resurgen con una fuerza virulenta para acabar trastocándolo todo.

Siento lástima por Kym. Su situación no es fácil, pero también la odio en muchos momentos, ¿todo vale y todo se le debe consentir porque está en un momento duro dentro del proceso de rehabilitación? ¿Se pueden llegar a perdonar según qué cosas aunque las haya cometido un familiar en un momento de pérdida absoluta de control?

Para mí, el momento cumbre de la película es cuando Kym está en el grupo de ayuda y dice: no quiero creer en un Dios que me perdone. No puedo y no quiero perdonarme por lo que hice. Puedo vivir con ello, pero no puedo perdonarme. No puedo permitírmelo. Recuerdo esa escena y me entran escalofríos. ¿Cómo convivir con esa culpa?

No me gustaría estar en su piel.


La película está rodada de tal manera que integra al espectador en la escena. Es como si estuvieras invitado también a la boda. Giros bruscos que, a mi parecer, emulan los movimientos de una persona que no quiere perderse nada de lo que está ocurriendo a su alrededor. Y no es para menos porque, a pesar de las peleas, los gritos y la falta de discreción con los invitados, la boda de Rachel es la boda más increíble que he visto en mi vida: marchas nupciales con distorsión, cantantes de soul, hip hop, break dance, saris en vez de trajes blancos de novia…todo muy extravagante.

La boda de Rachel me parece un peliculón. Eso sí, mi recomendación es verla en un momento dulce.

jueves, 23 de junio de 2011

Construir la revolución


En la URSS nada se dejaba a la improvisación. Todo estaba pensado al detalle, todo estaba controlado para asegurar la difusión del socialismo soviético. La mano del estado llegaba a todos los ámbitos. Arte y arquitectura no podían ser una excepción.

La exposición Construir la revolución: arte y arquitectura en Rusia 1915-1935 presenta los años heróicos de la arquitectura soviética por medio de fotografías antiguas, que aparecen junto con otras del estado actual de esos mismos edificios realizadas por el fotógrafo Richard Pare.

La función dictaba la forma externa. Así, se crearon construcciones totalmente nuevas, como las casas-comunas o los clubes de trabajadores, y se redifinieron otras, como las fábricas. La industria, la vivienda, la educación, la salud y el ocio se vieron transformados por una nueva arquitectura radical y totalmente innovadora.


Siempre me ha fascinado todo lo soviético. La estética, me refiero. Su sobriedad, el aire gris y de abandono que desprenden sus edificios. La desolación. La sentía cuando caminaba por la Karl Marx Allee en Berlín; también cuando visité el bloque de viviendas Kar Max-Hof, en Viena. Esa sensación de frío y silencio está ahí. No te la puedes quitar.

Las fotografías de Richard Pere consiguen transmitir ese ambiente. Casi todos esos edificios parecen abandonados hoy. Piscinas con grandes trampolines, sanatorios con vistas al mar, fábricas, salas de turbinas, casas-comunas, edificios oficiales de San Petersbugo, Moscú o la república soviética de Azerbaiyán.


A pesar de que estemos a casi 40 grados en Madrid, hoy yo he sentido frío.

domingo, 19 de junio de 2011

A single man


Solo puedo calificar esta película con una palabra: belleza. Todo lo que muestra Tom Ford en A single man es bello. La estética cobra aquí un significado fundamental, único. Hasta la más absoluta soledad se percibe como bella. La más bella.

Creo que esta película le sirvió al director para expulsar cosas, como terapia. Y, aunque no haya conectado con todo lo que me muestra, lo he disfrutado porque era auténtico. Muy suyo. Además, creo que ha sabido explicar con palabras algo que todos hemos sentido, o sentimos a menudo. Por lo menos, yo lo siento así.

A few times in my life I've had moments of absolute clarity, when for a few seconds the silence drowns out the noise and I can feel, rather than think. And things seem so sharp, and the world seems so fresh...It's as though it had all just come into existance.

I can't never make these moments last. I cling to them, but like everything, they fade. I've lived my life on those moments. They pull me back to the present. And I realise that everything is exactly the way it's meant to be.

Todo es exactamente como debería ser. Qué paz tienes que sentir cuando llegas a esa conclusión.

Julianne Moore, como siempre, está maravillosa.

Pequeñas mentiras sin importancia


¿Hay algo mejor que pasar las vacaciones de verano en una playa de la costa francesa con tus amigos? Parece un gran plan, pero, ¿mantendrías ese viaje si uno de tus mejores amigos ha sufrido un grave accidente de moto?

Así comienza Pequeñas mentiras sin importancia, del director Guillaume Canet. Este grupo de cuarentones de lo más diverso, lo tiene claro. Y allí, en ese lugar de ensueño, cada uno tiene que enfrentarse a sus propias miserias, eso sí, con mucha gracia.

Está el tonto desesperado porque su novia vuelva con él. Ese que no para de dar el coñazo a los amigos con el sms que debería mandar o no. Y el que organiza todo y no consigue que nadie le haga ni caso, obsesionado con las comadrejas; la pareja de toda la vida que no funciona; el ligón que se pasa de listo y acaba recibiendo una buena lección -eso sí, después de tirarse a una adolescente-; la chica independiente (Marion Cotillard, sublime) de la que todos los amigos están enamorados; y unos cuantos niños correteando por allí.

Aunque la película tiene algunos puntos moralistas que sobran, me he reído mucho. Refleja perfectamente cómo inevitable nos mentimos a nosotros mismos, mucho más de lo que lo hacemos a los demás. Para protegernos. Por miedo. Por no saber enfrentarnos a las cosas. Por no querer escuchar lo que los demás tienen que decirnos. La vida, al fin y al cabo.

Yo me quedo con una cosa de la película: necesito, pero ya, unas ostras y una copa de vino. Y un barco, ya de paso. Y, por supuesto, a mis amigos. Aunque sea para pelearme todo el rato.





sábado, 28 de mayo de 2011

Cosas que los nietos deberían saber




Hay una cosa que aterra a Mr. E por encima de cualquier otra y es completar la siguiente pregunta en los cuestionarios:

En caso de emergencia, póngase en contacto con...

Si hubiese un modo de saber si te sientes solo en el mundo, creo que ésta podría ser la prueba de fuego. Muy duro, ¿no? Mark Oliver Everett, Mr. E, o simplemente, el cantante de la banda norteamericana Eels, es una persona muy especial. Acabo de terminar su biografía, Cosas que los nietos deberían saber, y me ha dejado con esa sensación que sientes cuando descubres que conectas con alguien.

Mr. E tiene una vida interior tan inmensa, ocurren tantas cosas dentro de su cabeza, que muchas veces no es capaz de salir ahí fuera y vivir. Además, su vida ha estado marcada por la tragedia: descubrió a su padre muerto, su hermana Liz llevó una vida miserable y finalmente acabó quitándose la vida, su madre murió de cáncer, su prima era azafata en el avión que se estrelló en el Pentágono el 11-S...



Todos estos episodios le hicieron anteponer la música a cualquier otra cosa y a aprender a encajar los golpes tal y como te van viniendo. De ahí que esta biografía se haya catalogado en ocasiones de "libro de autoayuda". Quién sabe. A mí me ha inspirado.

Descubrí a Eels en la adolescencia. Como siempre en aquella época, gracias a mi hermana Inés, que se compró el recopilatorio Vértigo 2 ó 3 y allí estaba Novocaine for the soul. La primera vez que la escuché me pareció algo rarísimo, como si fuesen varias canciones en una, con unos cambios que me costó aceptar, pero gracias a ella, me enamoré del disco Beautiful Freak (del disco y de su portada a partes iguales), que me acompañó en toda la locura adolescente. Después de unos años, le perdí la pista, escuché otras cosas, desapareció de mi vida.

Y ahora, Eels irrumpe de nuevo con una fuerza y un significado diferentes. El libro me ha parecido una maravilla y, gracias a él, escucho sus canciones y sé qué es los que Mark Oliver Everett sentía en el momento de crearlas. A mí eso simplemente me emociona. No puedo evitarlo.

Contemplo al público del Albert Hall. Pienso en las veces en que quise tirarme del puente cuando era adolescente, y en los que me dijeron que me moriría de hambre si intentaba salir adelante con mi música. Ojalá alguien me hubiese dicho cuando era joven que algún día estaría sobre el escenario del Royal Albert Hall cantando mis canciones ante miles de espectadores embelesados. Oigo el crescendo del cuarteto de cuerda a mis espaldas y un escalofrío me recorre la espalda y se extiende hasta la punta de los dedos y el cuero cabelludo.

Me encanta Mr. E, pero no me gustaría nada ser él.



"Things The Grandchildren Should Know"

I go to bed real early
Everybody thinks it's strange
I get up early in the morning
No matter how disappointed i was
With the day before
It feels new

I don't leave the house much
I don't like being around people
Makes me nervous and weird
I don't like going to shows either
It's better for me to stay home
Some might think it means i hate people
But that's not quite right

I do some stupid things
But my heart's in the right place
And this i know

I got a dog
I take him for a walk
And all the people like to say hello
I'm used to staring down at the sidewalk cracks
I'm learning how to say hello
Without too much trouble

I'm turning out just like my father
Though i swore i never would
Now i can say that i have a love for him
I never really understood
What it must have been like for him
Living inside his head

I feel like he's here with me now
Even though he's dead

It's not all good and it's not all bad
Don't believe everything you read
I'm the only one who knows what it's like
So i though i'd better tell you
Before i leave

So in the end i'd like to say
That i'm a very thankful man
I tried to make the most of my situations
And enjoy what i had
I knew true love and i knew passion
And the difference between the two
And i had some regrets
But if i had to do it all again
Well, it's something i'd like to do

miércoles, 25 de mayo de 2011

Abandono 5: Hispanic Society of America


Hay un lugar en Nueva York en el que parece que el tiempo se haya parado. Olvidas que estás en Harlem, en Brodway con la calle 153, y te adentras en la España más profunda. De repente, te ves rodeado de Goya, Velázquez, Sorolla...pero ¿cómo?

El arquéologo, bibliófilo, filántropo, hipanista y poeta estadounidense Archer Milton Huntington, se enamoró de España y se dedicó a comprar todo tipo de arte para fundar, en 1904 la Hispanic Society of America.

La sensación al entrar al edificio es extraña. En cierto modo, te sientes como en casa. Un señor muy mayor, te da los buenos días y le da cuatro veces a su contador de visitantes. Clic, clic, clic, clic. No hay nadie en al museo. Nunca he tenido tanta intimidad con Goya. De repente, un grupo de estudiantes adolescentes irrumpe en la sala. Su profesora trata de que muestren algo de interés por un retrato de la Duquesa de Alba. No hay manera. Todo esto les parece como algo extraterrestre.

Al fondo está la Sala Bancaja, donde se encuentran los cuadros que Sorolla pintó para retratar cada una de las comunidades autónomas españolas. Recuerdo cuando hace unos años fui a ver esta misma exposición en Valencia. El despliegue de medios era brutal, las obras me parecieron inmensas. En cambio, en Nueva York han encogido. Parecen insignificantes. No sé si es el lugar, la colocación o el ambiente que se respira en La Hispanic Society. Todo es nostalgia. Un viaje en el tiempo.

La sensación es reconfortante e inquietante a partes iguales. No me extraña que el escritor Enric González reconozca que es su lugar favorito de Nueva York. También lo es para mí.

martes, 24 de mayo de 2011

Gracias M. Ward por traerme de vuelta




He vuelto. Para quedarme, espero. Simplemente, a veces, se te quitan las ganas de escribir y de compartir. Prefieres quedarte con todo lo que vives, sólo para ti. Pero he vuelto. Y espero que para quedarme.

Acabo de llegar a casa del concierto de M. Ward en el Teatro Lara. Y he recuperado las ganas de escribir. Ha sido un momento especial por muchas cosas: él, sus canciones, el lugar, yo misma. He conectado tanto, que necesitaba compartirlo.

Hacía mucho que no escuchaba sus canciones. Me aburrí de él, de repente. Demasiado lento, demasiado triste. Pero hoy he sentido que incluso tenía gracia. Parecía hasta divertido. Me han entrado ganas de tomarme unas cañas con él. Solo, con su guitarra, con su camisa de cuadros, su voz envolvía todo el teatro, su presencia estaba en todas partes. Impresionante.

Siempre voy a los conciertos con una canción en mente. Sobre todo con una canción. Y si finalmente la toca, siento un pequeño triunfo. Es un arma de doble filo porque la decepción de que no llegue está ahí. Pero hoy, he triunfado:



Y si además te llevas una sorpresa maravillosa con forma de versión de Daniel Johnston, pues, qué más puedo decir. Gracias M. Ward. Un gran placer:

domingo, 3 de abril de 2011

En un mundo mejor (o cómo llorar de principio a fin con una película)


Entiendo por qué la directora Susanne Bier ha ganado el Óscar a la Mejor Película Extranjera con En un mundo mejor. Ayer por la noche me senté en la butaca del cine y estuve llorando de principio a fin. Cuando la historia me daba un respiro, escuchaba el llanto y los grititos que daba la chica que estaba sentada a mi lado y otra vez a empezar. Me cuesta llorar con las películas, pero lo de ayer fue algo demasiado fuerte para mí.

¿Qué tiene En un mundo mejor para conseguir emocionarme de esta manera? Varias cosas: niños que sufren, violencia y repulsa de la violencia, planteamientos morales sobre cómo hay que enfrentarse a situaciones de violencia...Visto así a uno se le pueden quitar todas las ganas de ir a ver esta película. Pero, para mí, y como dice Carlos Boyero en su crítica:

En mi caso, que no soy de lágrima fácil, Susanne Bier consigue en algún momento de esta película, que se me humedezcan los ojos. Y es una sensación impagable.

Llorar a veces es una sensación impagable.

¿Qué le pasa a este niño por la cabeza?, se pregunta el padre de Christian, un niño que acaba de perder a su madre, cuando este empieza a mostrar comportamientos violentos. ¿Cómo reaccionan los niños al sufrir un golpe tan duro? ¿Cómo expresan su dolor? A veces, simplemente necesitan buscar culpables. Todos lo necesitamos, a veces.


Christian conoce a Elias en su nuevo colegio y en seguida se hacen amigos. Elias es maltratado por los malos del colegio y ve a Christian como su salvación. Estaría dispuesto a todo por la única persona que le ha mostrado algún tipo de afecto. Todo. Aunque eso supusiera el final.

Cada personaje de En un mundo mejor tiene su historia. Una gran historia: los padres del Elias, el padre de Christian, los niños. Todos te emocionan. Con todos te sientes un poco identificado. Todos te hacen llorar. Te encantaría poder ayudarles a todos.

Sinceramente, me ha fascinado esta película.

sábado, 26 de marzo de 2011

Heroínas


De la mujer pasiva, a la mujer activa. De la mujer sumisa, a la mujer fuerte e independiente.

La exposición Heroínas, que se puede ver hasta el 5 de junio en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, reivindica el papel protagonista de la mujer en la historia del arte y muestra un recorrido que va desde el Renacimiento a la actualidad. En él, las mujeres no aparecen representadas a título de madres e hijas, esposas o amantes de héroes, sino simplemente como ellas mismas.

Heroínas no sigue un orden cronológico, sino temático. La exposición se organiza en escenarios y vocaciones de las protagonistas; la primera parte refleja su poder físico y la segunda, su poder espitirual.



Mujeres solas, mujeres trabajadoras, mujeres acorazadas y amazonas. En esta primera parte, la del poder físico, me llamó la atención una explicación que leí acerca de las mujeres atletas: la emancipación del cuerpo y el derecho al deporte como precursor en la conquista de otros derechos sociales y políticos.





El poder espiritual lo representan las magas, mártires, místicas, lectoras y pintoras. Me gustó mucho la parte de mujeres pintoras. Ellas, con su traje de tarea, sucias, haciéndo su propio autorretrato. No es habitual. La exigencia estética que deben cumplir las mujeres y, sobre todo en público, es enorme.

Al irme me pasó algo curioso. Cuando estábamos en la segunda parte, en Fundación Caja Madrid, miré a mi alrededor y le dije a mi amiga Paula: "¿Te has dado cuenta de que somos sólo mujeres aquí?"...

martes, 22 de febrero de 2011

El verano de nuestras vidas



¿Quién no recuerda aquellos veranos de la infancia? Cuando los tres meses de verano parecían una eternidad. Nada volvía a ser igual en septiembre. Te despedías en junio midiendo 1,30 y volvías siendo toda una señorita. Los chicos de clase , de repente, tenían una sombra de bigote y la voz les había cambiado. Recuerdo cuando el verano era infinito.

El pueblo, la playa, los amores infantiles que parecían reales, la intensidad de todo. La bicicleta. Siempre he querido volver a esos lugares que hace años que no visito.

Los protagonistas de Primos deciden volver al pueblo donde pasaban los veranos de su infancia, Comillas, después de que la novia de uno de ellos le haya dejado plantado en el altar. La idea es que allí pueda recuperar al amor de su infancia. Aquella chica a la que le prometió amor eterno en las fiestas del pueblo del verano del 91.

A partir de aquí, todo es un cachondeo. Los personajes son totalmente extremos: el comercial chulo borracho (Raúl Sánchez Arévalo), el hipocondriaco con ataques de ansiedad producidos por su experiencia como soldado en Afganistán (Adrián Lastra) y el protagonista (Quim Gutiérrez), despechado y abandonado que no es capaz de no estar con una chica.

Este viaje les servirá a cada uno de ellos para aprender lecciones vitales, que cambiarán su vida de una u otra manera. Como ocurría en aquellos veranos. Mención aparte el personaje de Antonio de la Torre, el borracho del pueblo, ex dueño de un vídeo club, que asocia cada frase a una película:

Pretty Woman, dirigida en 1990 por Gerry Marshall y protagonizada por Julia Roberts y Richard Gere.

¿Qué he hecho yo para merecer esto?, dirigida por Pedro Almodóvar en 1984 y protagonizada por Carmen Maura y Chus Lampreave.

El director Daniel Sánchez Arévalo consigue, en mi opinión, una comedia entrañable y divertida. Llena de tonterías, pero con gracia. Yo solté verdaderas carcajadas. Por momentos, recordé aquellos veranos que parecía que no iban a acabar nunca.

Además, muy buena elección de la banda sonora. Me encanta esta canción de Josh Rouse...

domingo, 20 de febrero de 2011

Miedo


José Antonio Marina en su libro Anatomía del miedo define este estado de la siguiente manera:

Un sujeto experimenta miedo cuando la presencia de un peligro le provoca un sentimiento desagradable, aversivo, inquieto, con activación del sistema nervioso autónomo, sensibilidad molesta en el sistema digestivo, respiratorio o cardiovascular, sentimiento de falta de control y puesta en práctica de alguno de los programas de afrontamiento: huida, lucha, inmovilidad o sumisión.


Este libro es, para mí, como una biblia. Marina es capaz de describir y ponerle ojos y cara a sensaciones y sentimientos que hemos sentido mil veces, pero que rara vez se pueden analizar de una forma clara.

El miedo hace que nos equivoquemos.

Los miedos a afirmarse o a imponerse o a defender los propios derechos pueden deberse, según Marina, a tres causas:

1. El miedo a la respuesta de la otra persona.
2. El miedo a no saber qué responder ante la respuesta de la otra persona.
3. El miedo a defraudar a la otra persona.

Pues eso. Miedo.

viernes, 18 de febrero de 2011

Hey Marseilles - Cannonballs



Me acaban de descubrir a este grupo de Seattle y me encanta. Sus canciones están llenas de detalles maravillosos. Lo escucho una y otra vez y cada vez descubro cosas nuevas en sus letras y en sus sonidos.

No hay nada como pasar un sábado frío y lluvioso en casa escuchando buena música.

domingo, 30 de enero de 2011

Pequeñas conquistas vitales


Hoy he visto en La Casa Encendida la exposición de los proyectos premiados en Generación 2011, un programa con el que se pretende descubrir e impulsar el trabajo de artistas emergentes. Lo que más me ha llamado la atención ha sido la instalación de Pablo Serret de Ena: cinco banderas y cinco vídeos que relatan pequeñas conquistas vitales de cinco personas diferentes.


Aprender a decir no, enfrentarse a las injusticias o vencer la timidez. Situaciones cotidianas, con las que toda persona se puede sentir identificada. Yo lo he hecho. Por eso me ha gustado tanto.

Las Cumbres es el título del trabajo. Llegar a la cumbre representa el triunfo. Llegar a la cumbre implica esfuerzo, trabajo, superación. Llegar a lo más alto.


Una de las obras narraba la historia de una persona que no sabía decir que no. Un día tenía un no tan grande dentro de ella, que explotó. Y salpicó a todos de la peor manera. Fue una gran tragedia, así que tomó una determinación: no se cortaría el pelo hasta que aprendiese a decir que no, dejaría crecer su pelo hasta que el no le saliese de manera natural, con fuerza, sin sentimiento de culpa.


Para mí, las pequeñas conquistas vitales son los triunfos más grandes. No había caído en todas las que he conseguido en 2010 hasta que he visto hoy Las Cumbres. Me he dado cuenta, además, que el año pasado fui a la peluquería mucho más de lo que acostumbro. Casualidades.

domingo, 23 de enero de 2011

La noche de los tiempos


Ignacio Abel, arquitecto de éxito, socialista, introvertido. Lleva una vida sin sobresaltos en el Madrid de los últimos días de la Segunda República Española. Es el responsable de llevar a cabo las obras de la Ciudad Universitaria, tiene una casa en el barrio de Salamanca, su matrimonio con Adela es aburrido, pero no le plantea problemas. Tienen dos hijos a los que adora.

Menos de un año después, Ignacio Abel llega a la estación de Pennsylvania, después de una larga huida, que le ha llevado a dejar España, a cruzar Francia, a coger un barco hasta Nueva York. Su traje, sus zapatos y su maleta, que en Madrid daban muestra de cuál era su posición social, tras ese largo viaje, no son más que una evidencia más de en lo que se ha convertido: en un exiliado más.

En este viaje, Ignacio revivirá todos los acontecimientos que han ocurrido en esos meses: cómo se vino abajo el Gobierno de la Segunda República, y de la misma manera, como si fuese consecuencia de esa hecatombe, cómo su vida tranquila desapareció, también de repente, tras conocer a Judith Biely.


Así, Ignacio relata su historia de amor con la joven americana Judith, que le enseñó un mundo desconocido para él, de bares nocturnos, copas y tabaco, de emoción y sexo. Judith le devolvió a la vida, porque Ignacio estaba muerto hasta que ella llegó. Muerto de aburrimiento, encerrado en una vida sin sabores. En una existencia plana.

La noche de los tiempos, de Antonio Muñoz Molina, relata dos historias paralelas: la de la resistencia de Madrid y la de Ignacio Abel. Otra historia más sobre la Guerra Civil y otra historia de amor más, pero que a mí me ha enganchado de principio a fin. La descripción de los lugares de Madrid es tan precisa, que he pasado semanas reviviendo los episodios del libro cuando iba caminando por la Gran Vía, cuando pasaba por la puerta del Hotel Palace, cuando atravesaba la plaza de Santa Ana.

Me gusta cómo está narrada la evolución de Ignacio Abel, hijo de un obrero miserable, que consigue labrarse una carrera importante y que, gracias a su matrimonio con Adela, logra ocupar una posición social que no le corresponde por su procedencia. Me gusta cómo se presenta a este personaje, un desclasado, un rojo para la familia de su mujer; un burgués para los obreros que se quedaron en el lugar de donde él procede.

No lo puedo remediar, me gustan las historias de la Guerra Civil.

domingo, 16 de enero de 2011

Tánger


Tánger es una ciudad que no puede dejar indiferente a nadie. Su ubicación estratégica ha marcado su historia. Ciudad dominada por portugueses primero, británicos después, por grandes potencias europeas más tarde y por España entre 1940 y 1945, Tánger guarda un poco de todas estas culturas y civilizaciones. Durante años, atrajo a artistas, vividores y bebedores, a espías y a millonarios excéntricos. Todos dejaron su impronta allí.

Por momentos imaginas que estás en Europa, pero giras una esquina y al atravesar las murallas recuerdas que estás en Marruecos. Los olores característicos de cualquier medina: olor a comida, a especias, a humedad y un poco a suciedad. De repente, un teatro art déco en ruinas: Gran teatro Cervantes, 1913; cine Alcázar; Instituto español Severo Ochoa...



Toda la ciudad respira un aire de nostalgia. Se percibe que allí pasó algo, hubo algo grande, pero que ya no está. Grandes edificios majestuosos en ruinas, hoteles decadentes, cafés muy europeos pero ya desfasados, rancios. Cines cerrados.

Tánger es Marruecos, pero tiene algo de europeo que no encuentras en el resto de ciudades del país. En sus cafés tampoco hay mujeres, pero el ambiente en las calles es distinto. Me recuerda a una ciudad de Europa estancada en el pasado.


Esta ciudad tiene algo, que no sé muy bien cómo explicar, pero que atrae, engancha, seduce. Tánger no puede dejar a nadie indiferente.