sábado, 7 de noviembre de 2009

Espiar


Entrar en otras vidas me apasiona. Mirar a través de otros ojos, disfrutar de otros puntos de vista. Salir, ser otra, distraerme y volver a mí. Sí, he descubierto que me gusta leer biografías y relatos autobiográficos. Saber mucho de alguien, espiar. Y si de repente, me encuentro con una vida apasionante, como la de Amélie Nothomb, me doy cuenta de que no puedo más que reafirmarme: me encanta este nuevo hobby.

El mes pasado me metí en la vida de Amélie gracias a tres de sus libros: Biografía del hambre, Ni de Adán ni de Eva y Estupor y temblores. Los leí en este orden, tal y como pasaron los acontecimientos, pero no tal y como fueron escritos. La vida de Amélie es muy singular: hija de un diplomático belga, nació en Japón y pasó su infancia entre este país, China, Bangladesh y Nueva York. Los pensamientos de un niño teniendo en cuenta este escenario no tienen desperdicio. Biografía del hambre relata precisamente esto: las fantasías y percepciones de una niña casi superdotada, que cambia de escenario continuamente y que tiene el privilegio de conocer diferentes lugares del mundo, diferentes culturas y formas de vida, que le permiten construir un mundo único, a medida. Sus coqueteos con la anorexia durante su pubertad no son, ni lo más importante del relato, ni lo más interesante. Toda la historia está contada con un humor que, por momentos, me hizo reír a carcajadas.

Pasan los años y Amélie decide volver a Japón, su tierra natal, donde realmente piensa que pertenece. Ni de Adán ni de Eva y Estupor y temblores, relatan el mismo periodo de tiempo, pero son dos historias totalmente diferentes: el amor en Japón y el trabajo en Japón. Una mirada europea de este país. Un acercamiento a su cultura y sus costumbres, pero siempre desde la barrera. Existe una barrera invisible que no se puede traspasar.

Amélie abandonó Japón sintiéndose más belga que nunca y esto, según ella, era como no sentir nada, porque “ser belga es como no tener identidad”. Buscó la suya en Japón, pero nada quedaba de lo vivido en su infancia, cuando el sentirse japonesa era suficiente para serlo. Sus cerezos en flor ya no eran los cerezos que allí había. Ni su recuerdo se parecía a la realidad que tuvo que vivir. Así que volvió a Bélgica para escribir de su querido país. Ya no aguantaba más vivirlo.

9 comentarios:

Unknown dijo...

Yo soy una enamorada de Nothomb. Es una delicia leer sus libros,y si es en francés, mejor. Prueba con Higiene del asesino y Cosmética del enemigo,a mi me encantaron.

Taba (espero q me reconozcas ;))

Pd. Que sepas q soy adicta a tu blog, me ENCANTA! Un beso

Helene Hanff dijo...

¡Qué sorpresa y qué ilusión! ¿Qué tal te va todo? Estoy en Zaragoza estos días, si te apetece podemos timarnos un café.

Quiero leerlo todo de Amélie.

Un beso!!

Rita dijo...

No sabia nada de esta mujer, tomo nota.

Jo tambíen soy adicta a este bloc! :P

desconvencida dijo...

Qué grande es "Estupor y temblores"... te da una perspectiva interesante sobre la cultura japonesa del trabajo... espeluznante :)

Cristina dijo...

No sé si te lo has dejado en la enumeración y sí que lo habrás leído, pero antes de Biografía del hambre está Metafísica de los tubos, que es buenísimo.

No he leído todavía ninguno de ficción suyo, pero estos autobiográficos me encantan. Aún tengo pendiente Ni de Eva ni de Adán.

Juls dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
–La Solipsista Sorprendida– dijo...

Leeré gustosamente a la señorita Nothomb.
ahm, echaba de menos tu blog-actualización!
Mua!

Helene Hanff dijo...

Gracias Rita :)

Apunto Metafísica de los tubos, Cristina, porque no lo he leíso. Gracias!´

Desconvecida: me quedé de piedra con Estupor y temblores. Un beso

Juli: creo que te encantará Nothomb!!

C dijo...

"Estupor y temblores" será mi tercero para no romper el círculo. Como sabes, hemos coincido en nuestro acercamiento a la belga en tiempo y orden. Un besazo.