domingo, 16 de enero de 2011

Tánger


Tánger es una ciudad que no puede dejar indiferente a nadie. Su ubicación estratégica ha marcado su historia. Ciudad dominada por portugueses primero, británicos después, por grandes potencias europeas más tarde y por España entre 1940 y 1945, Tánger guarda un poco de todas estas culturas y civilizaciones. Durante años, atrajo a artistas, vividores y bebedores, a espías y a millonarios excéntricos. Todos dejaron su impronta allí.

Por momentos imaginas que estás en Europa, pero giras una esquina y al atravesar las murallas recuerdas que estás en Marruecos. Los olores característicos de cualquier medina: olor a comida, a especias, a humedad y un poco a suciedad. De repente, un teatro art déco en ruinas: Gran teatro Cervantes, 1913; cine Alcázar; Instituto español Severo Ochoa...



Toda la ciudad respira un aire de nostalgia. Se percibe que allí pasó algo, hubo algo grande, pero que ya no está. Grandes edificios majestuosos en ruinas, hoteles decadentes, cafés muy europeos pero ya desfasados, rancios. Cines cerrados.

Tánger es Marruecos, pero tiene algo de europeo que no encuentras en el resto de ciudades del país. En sus cafés tampoco hay mujeres, pero el ambiente en las calles es distinto. Me recuerda a una ciudad de Europa estancada en el pasado.


Esta ciudad tiene algo, que no sé muy bien cómo explicar, pero que atrae, engancha, seduce. Tánger no puede dejar a nadie indiferente.

3 comentarios:

Alfredo J. Liebana Rado dijo...

¡Por fín una nueva entrada! ¡Gracias, y feliz Año!

Helene Hanff dijo...

Gracias, Alfredo. Inentaré ser más disciplinada! Feliz año

memento dijo...

Muy interesante.