lunes, 29 de diciembre de 2008

Tesoros


Venir a casa de mis padres por navidad es un viaje al pasado alucinante. Ellos, con razón, nos insisten a mi hermana y a mí para que vacíemos cajones, armarios y cajas, que están llenos de cosas de nuestra infancia y adolescencia, no lo suficientemente importantes como para llevárnoslas a nuestras casas, pero desde luego, son documentos y materiales que no se pueden tirar.

Así, cada vez que venimos tenemos que volver a mirar cajón por cajón, y decidir de qué nos podemos desprender. He encontrado al menos seis diarios, el más antiguo de cuando tenía 8 años y realmente no tiene desperdicio. Luego están las fotos, las cartas de un millón de amigos de otras ciudades, las declaraciones de amor eterno con 10 años...en fin, toda una vida que tenía olvidada.

Pero sin duda lo mejor que he encontrado esta vez ha sido uno de mis libros favoritos: "Manual de la bruja", de Malcolm Bird. Es divertídisimo. Se divide en varios capítulos: cómo elegir y amueblar el hogar, la cocina de la bruja, el jardín de la bruja, la buenaventura y los signos del zodíaco, hechizos y maleficios, secretos de belleza, la última moda...Te explica todo lo que debes saber para convertirte en una auténtica bruja.

Me encantaría volver a ser niña para creerme todo lo que pone en este libro. Como entonces. Muy muy recomendable.

6 comentarios:

memento dijo...

¡Coño, ese libro también lo tenía yo, o alguno de mis hermanos! Los dinujos son muy chulos.
La verdad es que es tremendo lo de tener que desprenderse de cosas. Al menos a mi me cuesta una barbaridad. Y así tengo la casa...

Helene Hanff dijo...

El libro está destrozado de todas las veces que lo leímos...quería ser una bruja. No me gusta tirar absolutamente nada, hasta que me entra una ataque y acabo con todo.

Anónimo dijo...

ay,estos días se prestan mucho a ese reencuentro familiar y también con nuestra infancia,da igual si somos adult@s,siempre hay un gesto,un recuerdo por el cual tus padres te transportan automáticamente a la infancia...y te entiendo, a mí también me cuesta desprenderme de las cosas que me acompañaron en otro tiempo.
Saludos!

memento dijo...

Confieso que cuando entro en una librería, o incluso en unos grandes almacenes, invierto unos cuantos minutos en mirar libros para niños... y eso que todavía no tengo ninguno. Mis hermanos y mis cuñadas tampoco, y me desespera que no haya niños en la familia a los que regalarles libros. Hoy mismo he estado cotilleando varios de estos que, al abrir una página, se construye una cosa. No sé cómo se llaman...

Helene Hanff dijo...

Troyana: que difícil es tirar esas cosas, sí!! saludos y feliz 2009

Memento: yo también estoy empezando a mirar esos libros infantiles en las librerías...y tampoco tengo a quién regalárselos!
Feliz año

memento dijo...

Ni corto ni perezoso, he comprado unos cuantos libros "infantiles": las aventuras de Nils Holgersson, una trilogía de Cornelia Funke, varios libros de una colección de Edhasa llamada (creo) la isla del tesoro, que es una pasada, unos cuentos de Ramón Gómez de la Serna...