En una ciudad fría, diferente a todo lo que he conocido hasta ahora, existe el lugar más maravilloso del mundo. Esta ciudad, epicentro de la historia reciente, fueron dos ciudades separadas por un muro.Y, tras 19 años, siguen siendo dos ciudades. Arrastra todo el peso de la historia. Se respira hitoria allá donde vayas.
Si coges U-Bahn y te bajas en Treptowerpark te encuentras en el río. Hay un parque enorme, que esconde unas estatuas comunistas gigantes, grandiosas. Si sigues el río, a lo lejos se divisa una noria enorme. Está parada. No se mueve. Tras un paseo tranquilo, donde te cruzas con todo tipo de gente yendo en bici, paseando o simplemente sentada en la hierba aparece el Spree Park: un parque de atracciones completamente abandonado. Miro a través de la reja y no puedo evitarlo. Entro. Me cuelo por un agujero. Parece como si hasta ayer hubiera estado funcionando: el barco pirata, los autos de choque, los caballitos, la carpa donde se celebraban las actuaciones...En una de las cabinas de control de una de las atracciones hay una taza de café medio vacía. Parece como si hubieran tenido que desalojar el parque de repente, sin previo aviso.
Mucho se ha especulado sobre qué le ocurrió al Spree Park: residuos nucleares, quiebra, falta de público...aunque la realidad no tiene nada de romanticismo, yo prefiero quedarme con mi propia película...
3 comentarios:
El paso del tiempo. Este parque de diversión aparece ante mi como la metáfora perfecta, la simbología de las ruinas, de lo abandonado. Todo fluye, todo sigue su curso, (la gente sigue sentándose en su trabajo día tras día), pero... ¿las ruinas?
Permanecen siempre. Son algo maravilloso (aunque de apariencia mutante, seguro que vuelvo a ese parque de atracciones y no siento ni por asomo lo mismo que sentí aquélla vez) Pero no nos hagamos los locos, cambiamos nosotros, siempre.
te vuelvo a querer, hermanita.
Sabía que en esta sección no podía faltar Spreepark :)
¡Jaja, estaba cantado!
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