viernes, 29 de agosto de 2008

Tiempo


Hoy me he asustado mucho. Me he levantado temprano, como todos los días de trabajo; me he duchado, me he vestido y como una auténtica autómata he ido a la oficina. He encendido el ordenador y he empezado a trabajar. Como todos los días. No ha habido nada excepcional hoy. Es comprensible, seguimos en agosto. De repente, he sentido una angustia enorme: llevo sentándome en esta silla dos años y medio. Dos años y medio. ¿En qué momento llegué a pensar que el tiempo no pasaría para mí?. Dos años y medio...

2 comentarios:

–La Solipsista Sorprendida– dijo...

De momento, hoy es hoy. Es nuestro deber apreciar la inmortalidad de cada instante, no olvidemos que la eternidad está más cerca de lo que parece, los momentos buenos son los únicos que nos interesan, debemos tirar de la cadena cuando algo nos agrede, sea cual sea su forma, si te hace daño siempre cabrá por la taza del water.
te quiero hermana.

Helene Hanff dijo...

He estado pensando mucho en esa conversación que tuvimos sobre las opciones que no elegimos y qué pasaría si cada vez que escogiésemos, nos desdoblásemos en dos personas, y así, siempre.
Ay! días de domingo en los que nos da por pensar...