La ficción está bien, pero de vez en cuando no está del todo mal que una película que retrata la CRUDA realidad haga que vuelvas a este mundo, donde ocurren cosas reales. Y no siempre son buenas.
Recuerdo la frustración que sentí cuando un día al preguntarle a mi padre algo relacionado con la historia, me respondió: "hija mía, las cosas casi nunca son o blancas o negras". Y yo pensé, siguiendo mi lógica de aquel entonces (15 años): "pero, ¿cómo que no?, si la URSS va con EEUU en la II Guerra Mundial, ¿a qué viene esto de la Guerra Fría? ¿pero no eran amigos? a ver, ¿por qué?".
Llega un momento en el que todo se complica. Y donde las cosas sí que no son o blancas o negras es en Brasil. Policía corrupta. Pobreza. Favelas. Droga. Policía paramilitar. Más pobreza.
Esta película, ganadora del Oso de Oro a la Mejor Película en el Festival Internacional de Cine de Berlín, trata de reflejar la situación que vive Brasil. El narrador, A Nascimento, capitán de la tropa de élite de la Policía de Río, está buscando un sustituto porque quiere dejar de arriesgar su vida día a día ahora que va a tener un hijo. Y aquí empieza la radiografía de lo que ocurre en Río: la favela está dominada por los traficantes de droga que están aliados con una policía corrupta que necesita de ingresos extra para poder subsistir. Nosotros hacemos la vista gorda si nos pagáis un "impuesto" y, a cambio, mantenéis la "paz" en la favela. Las ONG que quieren desarrollar su buena labor en los territorios peligrosos deben aceptar las normas que imponen sus "dueños", los narcos. Los jóvenes burgueses adquieren sus drogas a estos narcos y contribuyen a sustentar el negocio, pero en sus clases de la Universidad se dedican a debatir sobre cuáles son los problemas que afectan a su país. ¿Por qué existe la violencia? ¿Por qué hay pobreza? ¿Por qué tenemos una policía tan corrupta? ¿Por qué?
El último elemento de este escenario es la policía militar, la BOPE, que detesta a la policía que se deja corromper y que siempre entra a la favela con las armas por delante y no tiene ningún tipo de reparo en torturar a cualquiera para conseguir un nombre, un lugar, que les permita acabar con una pequeña parte de la delincuencia de Río.
Muy dura y muy real. Nadie sale airoso. Todos tienen su justificación. Nadie la tiene.
Entiendo ahora (no por primera vez), cómo se originó la Guerra Fría.
miércoles, 13 de agosto de 2008
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2 comentarios:
Será la gUerra fría...
Ups!Gracias. Vaya comienzo...
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