domingo, 15 de febrero de 2009

La vida ante sí (Émile Ajar)


"Lo primero que puedo decirles es que vivíamos en un sexto piso sin ascensor y que para la señora Rosa, con los kilos que llevaba encima y sólo dos piernas, aquello era toda una fuente de vida cotidiana, con todas las penas y los sinsabores. Así nos lo recordaba ella cuando no se quejaba de otra cosa, porque, además, era judía. Tampoco tenía buena salud, y otra cosa que puedo decirles es que era una mujer que merecía un ascensor.


La primera vez que vi a la señora Rosa tendría yo tres años. Antes de esa edad no se tiene memoria y se vive en la ignorancia. Yo dejé de ignorar a la edad de tres o cuatro años y a veces lo echo de menos.


Había en Bellville otros muchos judíos, árabes y negros, pero la señora Rosa tenía que subir seis pisos ella sola. Decía que el día menos pensado se moriría en la escalera y todos los chiquillos se echaban a llorar, que es lo que se hace cuando se muere alguien. Unas veces allí éramos seis o site y otras veces más. (...) Yo me llamo Mohamed, pero todos me llaman Momo, que es más de niño...".


"La vida ante sí" cuenta la historia de Momo, un niño árabe de 10 años que vive con la señora Rosa, una ex prostituta judía y superviviente de Auschwitz, que acoge a niños abandonados por prostitutas en su miserable piso en un suburbio de París. A través de su relato, Momo describe desde la mirada de un niño inocente, toda la miseria y decadencia de la vida de los suburbios parisinos. Así, Momo te embarca en su peculiar forma de entender la vida que le ha tocado vivir, con humor, inocencia, ternura y también tristeza.
Me he reído mucho con este libro, es inevitable no hacerlo, pero a la vez es una historia tan triste y, probablemente tan real, que hace que me sienta culpable por haberme reído mientras lo leía.

2 comentarios:

Rita dijo...

No sé de donde eres, pero ayer vi la obra de teatro en Barcelona, protagonizada por Concha Velasco, y creo que te gustaria..

También reímos ayer en el teatro, pero también hubo momentos muy emotivos, y quizá este equilibrio es lo que hace llevadera esta gran obra.

Te conocí porque Troyana habló de ti recientement y hoy he encontrado este post, qué casualidad!

Helene Hanff dijo...

¡Hola Rita! Muchas gracias por la recomendación. Vivo en Madrid, a ver si hay suerte y la representan también por aquí. Me encantan este tipo de casualidades, ¡un abrazo!