
Jérôme y Sylvie son una pareja de jóvenes que quiere más. Más dinero. Más ropa inglesa de buena calidad. Una casa más grande. Una vida más plena. Son pequeñoburgeses, viven en París y se dedican a hacer encuestas para empresas de publicidad. Son infelices. No les falta nada, pero les falta todo porque, ¿cómo se puede vivir sin esa pieza de anticuario? ¿o sin ese diván?...En una sociedad con tantas posibilidades, o tienes dinero para tenerlo todo, o sufres. La ansiedad y el vacío lo invaden todo. Deciden huir. De todo lo que ven y no pueden tener. De ellos mismos, que se aburren a sí mismos por no ser capaces de ser felices con lo que tienen. Argelia se presenta como la escapatoria. Empezar de nuevo. Romper la rutina y el hastío. Pero no se dan cuenta de que va con ellos. No es París. No son sus amigos. Ni ese mundo inalcanzable que les muestran los escaparates. Son ellos. Y todo en Argelia se vuelve peor. Allí ni siquiera hay metas. Sólo polvo y tierra.
Las cosas, del escritor francés Georges Perec es una descripción preciosa de la infelicidad. Muy de nuestros tiempos eso de perder el tiempo sintiéndonos desdichados por lo que nunca tendremos y olvidándonos de disfrutar de lo que sí está a nuestro alcance. No digo que soñar no esté bien. Es básico y necesario. Con lo que no estoy de acuerdo, y es una simple opinión personal, es supeditar toda la felicidad a algo que sabes que nunca vas a conseguir. Es esa actitud y no el hecho de soñar lo que odio. Porque con esa actitud, aunque se consiga un sueño, aparecerá otro, más inalcanzable todavía, que impedirá que disfrutes del recién logrado.
Como Jerôme y Sylvie.